En 2009, Sandra García Ortíz inició su historia como enfermera de hospitalización en Hospital Reynosa y seis meses más tarde ocupó la coordinación de esta área y, un año más tarde la jefatura.

Dos años más tarde, en 2012, gracias a su desempeño y excelente visión de liderazgo, Sandra ocupó la gerencia de enfermería.

En junio de 2019, Sandra emprendió un nuevo camino en su desarrollo profesional: el diplomado de Mujeres Líderes CHRISTUS. Desde que se enteró de este proyecto fijó su atención en él, pero tenía la percepción de que sólo era para puestos directivos, por lo que cuando recibió la invitación fue toda una sorpresa, digna de celebrarse.

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Sandra recuerda que una de las primeras actividades en este diplomado fue el compartir sus inquietudes y expectativas del programa, así como el de contar experiencias de vida y laborales y fortalecer su creatividad.

“Entre las actividades que realizamos fue primero abrirnos a compartir nuestras inquietudes, expectativas del programa, abrirnos a contar nuestras experiencias de vida y laborales, otra actividad que realizamos fue forzarnos a ser creativos con lo que teníamos y lo que no teníamos para lograr alguna meta, también plasmamos en una cartulina cómo nos veíamos en el futuro”.

Para Sandra vivir este diplomado marcó un antes y un después en ella. Anteriormente, Sandra confiesa que se sentía incapaz de alcanzar ciertas metas, pero al conocer que éste era un sentimiento normal y constante en el resto de sus compañeras, pudo sentirse acompañada y comprendida y, con el paso del tiempo, fortalecer su confianza en sí misma.

“El conocer la vulnerabilidad de mis compañeras, dado que yo tenía la percepción de que eran mejor que yo y de que tal vez ese lugar no me correspondía, y al escuchar su lado vulnerable, me di cuenta que todas veníamos con el mismo temor e incertidumbre. Al descubrir nuestra humanidad, nos abrimos a recibir de unas y otras las enseñanzas y aprendizajes de vida, en resumido lo más importante para mí fue trabajar el lado humano”, explica.

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Ante esta experiencia, Sandra considera que uno de los impedimentos para que una mujer crezca profesionalmente es precisamente su falta de autoestima y, en ocasiones, la actitud de otras mujeres.

“Creo que me despojé de muchos tabúes, de prejuicios, gané confianza en mí misma y empatía hacia mis compañeros”, comenta.

Hoy, Sandra recomienda realizar este curso y potencializar su vida.

“Lo recomiendo porque creo que es la raíz de todo lo que puedas lograr es interna y este diplomado trabaja muy enfocado en tu potencial. Estoy sumamente agradecida por la oportunidad que tuve de tomar el diplomado, el que me hayan considerado para este curso, que en lo particular sí cambió mi vida”, comenta Sandra.

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