En medio de la incertidumbre y angustia, Laura Rodríguez, mamá de la pequeña Sofía, tuvo que actuar con inmediatez ante el estado de salud tan delicado de su niña de entonces dos años de edad.
La historia de Sofía inició en agosto del 2017, cuando se le practicó una cirugía para corregir una hernia umbilical y meses después tuvo que regresar para la corrección de esta misma cirugía, debido a complicaciones postoperatorias.
En su regreso a casa, Sofía empezó a tener algunos malestares, los cuales parecían ser efectos secundarios de la anestesia, sin embargo, sus padres decidieron regresar al hospital, pues lo que al parecer se trataba de una deshidratación resultaron ser los estragos de una bacteria que Sofia había adquirido en su primer cirugía; en cuestión de un par de horas, la niña tuvo que ser hospitalizada en el área de terapia intensiva.
Llenos de preguntas y en un estado de shock, los papás de Sofia fueron informados de que la esperanza de vida para su hija se encontraba en CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad a través de la Oxigenación con Membrana Extracorpórea (ECMO), una técnica extracorpórea para proporcionar soporte cardíaco y respiratorio a pacientes cuyos pulmones y corazón están gravemente dañados y no pueden funcionar normal.
Sin conocer de lo que se trataba ECMO y cubiertos por la esperanza y el amor a su hija, los papás de Sofia decidieron trasladarla de inmediato a CHRISTUS MUGUERZA Hospital Alta Especialidad y ahí iniciar con la terapia de ECMO.
Durante tres días Sofia estuvo conectada a ECMO y, a su vez, siendo evaluada periódicamente por un gran número de doctores y personal de enfermería que cuidaban de ella día y noche. Cuando empezó el tratamiento, la familia nunca se imaginó la magnitud de lo que estaban viviendo y mucho menos se imaginaban ver su cuerpo conectado a una gran cantidad de cables que permitían que su corazón siguiera latiendo.
A pesar de que conocían el estado delicado de Sofía, sus papás no perdían la esperanza de verla llena de salud, y gracias a esta fortaleza, el corazón y pulmones de Sofia recobraron su fuerza logrando que la niña fuese desconectada de ECMO.
Aunque, la respuesta al tratamiento fue favorable, Sofía permaneció en terapia intensiva, ya que durante su hospitalización sufrió un infarto en el hemisferio norte del cerebro, por lo que fue necesario practicarle una traqueostomía para que lograra respirar y una gastrostomía, que le permitiera a su estómago tener alimento.
Al enterarse de que su hija volvería a ser sometida a esta clase de cirugías ambulatorias, el miedo invadió a los papás de Sofia, sin embargo, la tranquilidad volvió a ellos cuando supieron que ambos procedimientos había tenido éxito.
Todo cobró mayor claridad cuando vieron a su hija respirar sin necesidad de tener algún tipo de equipo que la ayudara, lo cual fue una liberación y una satisfacción indescriptible para la familia.
“No nos va a alcanzar la vida para agradecerles, gracias a ellos y a todo el equipo médico que estuvo detrás, ella está aquí con nosotros”, dijo Laura, mamá de Sofia.
La vida de Sofía ha vuelto a la normalidad, la sonrisa que la caracteriza sigue iluminando su rostro y contagiando a quienes la rodean, pero sobre todo, dando un claro ejemplo de lucha y amor por la vida.