El síndrome de burnout o de desgaste profesional es un factor de riesgo psicosocial que provoca importantes problemas de salud, en una gama que va desde ligeras alteraciones psicosomáticas hasta profundos estados de depresión (Maslach, 2016).

El “síndrome de burnout”, también conocido como síndrome del quemado o de agotamiento profesional, fue definido por primera vez por el médico psicoanalista Herbert J. Freudenberger, en 1974, como «un conjunto de síntomas médico-biológicos y psicosociales inespecíficos, que se desarrollan en la actividad laboral, como resultado de una demanda excesiva de energía». Este profesional observó que muchos de los trabajadores de la institución en la que él ejercía presentaban un gran desgaste emocional, y pérdida de la motivación y de compromiso con el trabajo. Para designar esta situación particular de “agotamiento psíquico”, adoptó el término “burnout”, utilizado habitualmente en el ámbito de la farmacología clínica para hacer referencia a los efectos del uso crónico de drogas. (Reyes JM, et al. 2007).

Según el modelo explicativo de Maslach y Jackson (1981) el cansancio emocional constituye un elemento primordial en la génesis del síndrome y consiste en una sensación creciente de agotamiento en el trabajo que experimenta la persona, luego de intentos fallidos de adaptarse a un entorno estresante. Según lo explican Palmer-Morales Y, et al (2007) para protegerse de este sentimiento negativo, el sujeto trataría de aislarse de los demás, mediante el mecanismo defensivo denominado despersonalización, caracterizado por un trato distante y la deshumanización de las relaciones hacia los pacientes y demás miembros del equipo de salud. En un tiempo variable se presentaría la sensación de falta de realización en la profesión: sentimiento complejo de inadecuación personal al puesto de trabajo, que surgiría al comprobarse que las demandas que se le requieren exceden su capacidad para atenderlas debidamente, a pesar de sus intentos de adaptación.

El burnout propiamente dicho constituiría la fase final del proceso. (Palmer-Morales Y, et al. 2007).

Caballero, et al. (2001) proponen que este síndrome afecta con más intensidad a las llamadas profesiones de ayuda, en las cuales lo habitual es el enfrentamiento con emociones intensas de dolor o enfermedad y/o sufrimiento psíquico.

Valdivieso J, et al. (2016) también concuerdan que el síndrome de burnout es proclive a manifestarse en profesiones donde existe una relación constante, directa e intensa, con otras personas, por ejemplo, maestros, enfermeras, médicos, psicólogos, policías. Cada una de estas profesiones se caracterizan por su vocación de servicio y su ánimo de ayudar a otras personas en momentos difíciles, de vulnerabilidad o de enfermedad.

Si el profesionista no tiene el cuidado apropiado y no cuenta con factores de protección saludables, puede presentarse una variación en su estado anímico, en donde de una primera fase de entusiasmo, idealización y altas expectativas profesionales, se pasa a una fase de estancamiento y frustración, en la que se cuestiona incluso la utilidad de su trabajo. En esta fase de decaimiento, es factible que el profesional destaque todas las dificultades o aspectos negativos de su labor (horas de guardia, bajo sueldo, recursos limitados del sistema…) aumentando así los problemas emocionales y conductuales. Al final se alcanza un estado de apatía o indiferencia hacia el trabajo. Esta desmotivación repercute negativamente en la calidad de vida del trabajador y por tanto, también en la calidad asistencial (Caballero MA, et al, 2001).

Por lo tanto, es de vital importancia identificar y valorar la presencia del Síndrome de Burnout o el nivel de sintomatología de burnout, para tomar acciones inmediatas y focalizadas para contrarrestar y eliminar este padecimiento.

El Burnout ha sido y seguirá siendo un tema de gran interés y análisis por la relevancia de sus características y consecuencias negativas para el empleado que lo padece y la institución que lo emplea.

Lo complejo de este síndrome, es que su evolución puede ser silenciosa y cada una de sus fases prolongándose en el tiempo, lo que hace más difícil su detección y por lo tanto, no se percibe con facilidad la necesidad de recibir ayuda de un profesional de la salud mental o de la utilidad de un acompañamiento apropiado.

Una propuesta interesante para continuar aumentando y fortaleciendo los factores de protección contra los síntomas de burnout, la comparten las doctoras Wiens K. y McKee A. (2016) en su artículo ¿Por qué algunas personas tienen síndrome de burnout y otras no?  Su recomendación principal es fortalecer y utilizar la Inteligencia Emocional. Practicando la lista de herramientas que aquí se describen en los momentos clave:

  • Cuida lo que te dices a ti mismo. No seas tu propia fuente de estrés.
  • Reconoce tus limitaciones.
  • Respirar profundamente cuando sientas que está aumentando la tensión y la ansiedad.
  • Reevalúa la perspectiva de la situación y decide por una visión más positiva.
  • Desacelera el conflicto utilizando la empatía y poniéndote en los zapatos de la otra persona.
  • No dudes en asistir a una consulta con un profesional de la salud o a una charla con un psicólogo o consejero.

Asimismo, es recomendable tener pequeños rituales diarios para soltar la acumulación de estrés, realizar un pasatiempo agradable, ser asertivos, cuidar nuestras necesidades, tener tiempos de descanso y lazos sociales y familiares fuertes.  Éstos y otros, son buenos consejos para tener una vida emocional, familiar y profesional libre de burnout, con mayor salud y bienestar.

¿Cuáles herramientas de inteligencia emocional y características de personalidad te han funcionado y que otras sería necesario fortalecer para reforzar tu tolerancia al estrés, aumentar tu calidez, tu empatía y sentirte realmente productivo/a y realizado/a tanto a nivel profesional como personal.

En 1982 las psicólogas e investigadoras Christine Maslach y Susan Jackson realizaron los primeros estudios de campo y desarrollaron un cuestionario compuesto de 22 ítems, basado en las respuestas de trabajadores del área de salud ante diferentes situaciones de su vida cotidiana laboral. Las autoras describieron el síndrome postulando tres rasgos: Esenciales: Cansancio Emocional; la vivencia de encontrarse emocionalmente cansado. Despersonalización; actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y Falta de realización Profesional; percepción del propio rol profesional.  (Maslach y Jackson 1981).

Lee detenidamente los ítems y reflexiona cómo te encuentras emocionalmente en tu rol profesional actual.

Maslach Burnout Inventory

      Interpretación: Nunca: 0. Algunas veces al año o menos: 1. Algunas veces al mes o menos: 2. Unas pocas veces al mes o menos: 3. Algunas veces a la semana: 4. Unas pocas veces a la semana o menos: 5. Diariamente: 6.

Clasificación:

CE: Cansancio Emocional.

DP: Despersonalización.

FRP: Falta de Realización Profesional.

Número

Clasificación

                      Ítem
1 CE  Me siento emocionalmente defraudado en mi trabajo
2 CE  Cuando termino mi jornada de trabajo me siento agotado
3 CE  Cuando me levanto por la mañana y me enfrento a otra jornada de trabajo me siento agotado
4 FRP  Siento que puedo entender fácilmente a las personas que tengo que atender
5 DP  Siento que estoy tratando a algunos pacientes como si fueran objetos impersonales
6 CE  Siento que al trabajar todo el día con la gente me cansa
7 FRP  Siento que trato con mucha efectividad los problemas de las personas a las que tengo que atender
8 CE  Siento que mi trabajo me está degastando
9 FRP  Siento que estoy influyendo positivamente en la vida de otras personas a través de mi trabajo
10 DP  Siento que me he hecho más duro con la gente
11 DP  Me preocupa que este trabajo me esté endureciendo emocionalmente
12 FRP  Me siento muy energético en mi trabajo
13 CE  Me siento frustrado en el trabajo
14 CE  Siento que estoy trabajando demasiado
15 DP  Siento que realmente no me importa lo que les ocurra a las personas a las que tengo que atender profesionalmente
16 CE  Siento que trabajar en contacto directo con la gente me cansa
17 FRP  Siento que puedo crear con facilidad un clima agradable en mi trabajo
18 FRP  Me siento estimulado después de trabajar con mis pacientes
19 FRP  Creo que he conseguido muchas cosas útiles en mi profesión
20 CE  Siento como si estuviera al límite de mis posibilidades
21 FRP  Siento que en mi trabajo los problemas emocionales son tratados de forma adecuada
22 DP  Siento que los pacientes me culpan de algunos de sus problemas