El 1 de septiembre de 2004, Lucila Hernández Mendoza inició una nueva etapa en su vida. Entusiasta y con la tranquilidad de tener un empleo, Lucí, como le dicen sus amigos, llegó a CHRISTUS MUGUERZA Hospital UPAEP, en Puebla.

Al hablar de su inicio en este lugar, Lucí se emociona y una ligera sonrisa refleja que este hospital se ha convertido en una parte importante de su vida. Ella es auxiliar de intendencia, una ocupación imprescindible en nuestros hospitales, pues gracias a su diaria labor podemos contar con instalaciones limpias y desinfectadas que contribuyen a cuidar la salud de nuestros pacientes, sus familias y la de nuestros Colaboradores.

Recuerda que sus primeros meses en CHRISTUS MUGUERZA, recibió una capacitación de los procesos de limpieza que se siguen en todas las áreas del hospital, pues realizarlos es todo un arte, es un trabajo minucioso y que lleva su tiempo, algo que no cualquiera tiene la paciencia de hacer.

Lucí demostró contar con esa paciencia, y al paso del tiempo, fue asignada al área de cuneros. Una responsabilidad aún mayor, pues las instalaciones debían quedar sumamente limpias para cuidar de las nuevas vidas que llegaban al hospital. Durante seis años, Lucí supo cubrir esa responsabilidad al 100%, hasta que un nuevo reto se presentó en su vida.

Con un “sí acepto”, Lucí llegó al área de laboratorio y, sí, otra vez, lidió con el aprendizaje de nuevos procesos de limpieza y desinfección. Hoy, tras permanecer poco más de 7 años en esta área, los domina perfectamente, no obstante, los tiempos dictan nuevas necesidades; nuevas enfermedades aparecen y ella tiene que adaptarse, seguir nuevos protocolos o reforzar los que ya se tenían, pero eso sí, sumamente consciente que rendirse es una palabra que no está en su vocabulario.

Sin titubear, Lucy afirma que lo que más le gusta de su trabajo es la atención a los pacientes y convivir con sus compañeros; su sinceridad es abrazadora, y aparece una vez más al preguntarle qué le diría a la organización, ella sólo responde “Gracias” y pone punto final con una sonrisa que vuelve a dibujarse como hace 15 años en su primer día de trabajo.