El año del 2009, una estudiante conocía las instalaciones del Centro de Rehabilitación de CHRISTUS MUGUERZA para realizar sus prácticas profesionales. Hoy, después de casi 10 años, Lidia González sigue desempeñándose como fisioterapeuta de nuestro Sistema de Salud.

La historia de Lidia nos traslada al año 2009, cuando inició su etapa como practicante en el Centro de Rehabilitación de CHRISTUS MUGUERZA. Tiempo después, justo cuando estaba a punto de graduarse, su gran desempeño la llevó a convertirse en Colaboradora de CHRISTUS MUGUERZA.

Hoy, 10 años más tarde, Lidia es una fisioterapeuta con gran experiencia en nuestro Centro de Rehabilitación. Un lugar que le ha enseñado a hacer su trabajo con empatía y, a partir de ello, contribuir a que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.

El servicio que Lidia brinda en el Centro de Rehabilitación es integral. Se encarga de realizar desde ultrasonidos, hasta ejercicios de coordinación, equilibrio, terapia con compresas e hidroterapia, aplicando los métodos más eficientes y 100% personalizados.

La pasión por su profesión y el gusto por estar en CHRISTUS MUGUERZA se reflejan en su rostro y en su manera de trabajar y de estar rodeada por valiosos compañeros, que han hecho de éste, un excelente ambiente laboral.

Lo que más inspira a Lidia a seguir practicando esta disciplina es el que todos los días es testigo de la evolución que cada paciente vive, y que les permite cambiar su vida notablemente.

“Una de las cosas que puedo decir que más me gusta es cuando veo a un paciente darse de alta. Veo cómo llega un paciente y después veo toda su etapa de recuperación, su evolución, es muy bonito”, comentó Lidia.

Lidia nos comenta que el tiempo de recuperación varía dependiendo la situación de cada paciente, es por ello, que la relación con ellos se vuelve un tanto más cercana, lo cual disfruta al máximo, pues les permite conocer su historia de vida y la de su familia.

Para Lidia, la empatía es de vital importancia para realizar un excelente trabajo. Busca la forma de llegar a cada uno de ellos y realmente brindarles un cambio que haga la diferencia.

Una de las cosas que tenemos que tener es la empatía y tratar de entender a las personas, así como a nuestra familia, entender qué es lo que está pasando porque muchas de las veces tienen miedo o existe una barrera. Esa empatía, sirve para abrir un poco a los pacientes y llevar a cabo la rehabilitación”, finalizó.